El antiguo Templo de San Agustín y convento del Siglo XVI está ubicado en el Centro Histórico de la Ciudad de México.
Los Frailes Agustinos encabezados por Fray Francisco de la Cruz, quien se hospedó durante un breve tiempo en el Convento de Santo Domingo y posteriormente le fue dado un terreno para edificar el primer Convento Agustino, donación del Emperador Carlos V. La primera piedra del templo fue colocada por el Virrey de la Nueva España, Antonio de Mendoza en agosto de 1541 iniciando la construcción del Convento, En 1561 se concluyó la capilla, en 1575 el monasterio, en 1587 fue terminado el templo y las puertas de madera que daban a la calle se labraron en 1591.
La noche del 11 de diciembre de 1676 se produjo un terrible incendio que dejó destruida la iglesia. La reconstrucción se inició en 1677 y hasta 1692 quedó terminada.
En 1861 con las Leyes de Reforma el recinto fue fraccionado y vendido en lotes, hoy hermosas casonas que resguardan lo que fue el convento.
Por decreto del presidencial en 1867 se creó la Biblioteca Nacional de México y se eligieron las instalaciones restantes del templo como su recinto. Varios años después, en 1914, la Biblioteca pasó a manos de la Universidad Nacional Autónoma de México, institución que mantuvo el antiguo Convento de San Agustín como sede de la Biblioteca Nacional hasta 1979.
El antiguo Convento de San Agustín fue uno de los más grandes e importantes que existieron en la Nueva España, su renombre proviene de los fundadores Agustinos.
Obras de arte y bellas pinturas, se encuentran en sus amplios patios y numerosas galerías al interior. Destacando nombres como: Sebastián López de Arteaga, Cristóbal de Villalpando, Miguel Cabrera y Francisco de Zurbarán, quienes dejaron sus obras en este lugar y posteriormente se trasladaron a la actual Academia de las Bellas Artes por mandato del entonces presidente, Benito Juárez.
Actualmente está en remodelación con el proyecto de restauración integral. La fachada, fue necesario desmontarla pieza por pieza; éstas serán reintegradas en la siguiente fase para regresarles su esplendor original. En el templo logró frenarse el hundimiento, que avanzaba 14 milímetros por año. Se recuperó la corona barroca de la cúpula, testimonio único de la riqueza del convento virreinal, se le colocó una nueva linternilla, se reforzaron las bóvedas de la nave principal y se restauraron muros que colindan con el coro y la Calle de República del Salvador.
Al concluir los trabajos el recinto albergara exposiciones, se utilizara también para conferencias, conciertos y obras de teatro.
“Si Cristo no se hubiera entregado, nadie hubiera entregado a Cristo”
Fuentes: Visita guiada. Gaceta digital de la UNAM. Wikipedia. El Centro Histórico. Fotos de remodelación de: Francisco Parra
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