El Nacimiento es una representación del nacimiento de Jesucristo que suele exhibirse durante diciembre en sitios tanto públicos como privados.
También llamados pesebres o belenes, los Nacimientos tienen su origen en los “montajes vivientes” que recreó San Francisco de Asís hace casi 800 años. Hoy, son parte importante de la decoración navideña en México.
En el seno familiar la decoración navideña presenta tres tendencias fundamentales: la de aquellos que han tomado como propias las tradiciones de otros pueblos, con pinos y esferas, incluyendo a Santa Claus; la que combina los elementos propios y extraños; y la de quienes siguen la tradición del Nacimiento, aunque de una manera un tanto mestiza. Es en los templos e iglesias donde los Nacimientos son obras extraordinarias por su tamaño, forma y representaciones iconográficas. Es en las iglesias donde se conserva la costumbre de «acostar al niño» el día de su “nacimiento”, una tradición que vive desde hace cientos de años.
El origen del nacimiento se remonta a la época de Giovanni Bernardone ,1182-1226, mejor conocido como San Francisco de Asís, quien fue el primero en instalar un nacimiento viviente para ejemplificar el nacimiento de Jesús. La fecha exacta es desconocida, pero pudo haber sido en 1223. Habiendo fundado la Orden Franciscana, él recorría las poblaciones de su natal Italia con el fin de predicar la palabra. En ese invierno de 1223, mientras andaba cerca de Rieti, lo sorprendió la Navidad en la ermita de Greccio; se inspiró y reprodujo el nacimiento del Niño Jesús. Ayudado por otros clérigos, construyó una casita de paja, un portal y un pesebre, e invitó a todos los lugareños a integrarse en una escena viviente, con José y María, el Niño recién nacido, los pastores, un buey y un burro para mayor veracidad.
Cuando se arraigó esta tradición en Europa, durante mucho tiempo se mantuvo con nacimientos, o belenes vivientes, principalmente en los recintos religiosos, hasta que poco a poco se fueron elaborando figuras e iconos y se expandió a los hogares de los fervientes cristianos. Se cree que el primer nacimiento hecho con figuras de barro se realizó en Nápoles, en Italia, a finales del Siglo XV. A partir de esa fecha, el rey Carlos III ordenó que la presentación se extendiera por todos sus dominios.
Con la conquista española, los frailes utilizaron las costumbres navideñas para evangelizar a los nativos del Nuevo Mundo. Y los belenes desempeñaron un papel muy relevante porque, además, los naturales de estas tierras fueron adiestrados para elaborar las figuras y los motivos.
Si nos remitimos al presente, descubrimos que en algunas poblaciones del país aún se conserva la costumbre de manufacturar dichas artesanías. Como ejemplo tenemos los angelitos de Tzintzuntzan, Michoacán; las figuras de barro de Metepec, Estado de México, Ameyaltepec y Tolimán, en Guerrero; los nacimientos en miniatura y policromados de Tlaquepaque, Jalisco, Amozoc, en Puebla.
El nacimiento moderno combina una serie de elementos a veces no acordes con la temporada, por lo regular el paisaje lo representan nevado. En los nacimientos se observan además del portal, y las imágenes principales, ángeles, nopales, magueyes, palmas cocoteras, oyameles; animales como: borreguitos, patos, etc; también podemos encontrar otro tipo de elementos, pozos, molinos de viento, fogatas, castillos medievales, puentes, por mencionar sólo algunos de los muchos que aparecen en estas decoraciones navideñas.
El fondo de los nacimientos lo elaboran desde un paisaje, con un cielo estrellado, rocas de papel, montes, veredas, ríos, todo con mucha imaginación y sin perder el espíritu navideño y sobretodo recordar al Niño Jesús en su Nacimiento.
Muchos nacimientos mexicanos incluyen motivos y estereotipos muy propios de nuestra cultura, lo cual los hace ser bastante pintorescos. No pueden faltar las luces que decoran los nacimientos, con las guías intermitentes de colores, y con música. En hogares más tradicionales aún se utilizan las velas de cera o parafina con el fin de iluminar los nacimientos.
El arte decembrino puede realizarse con cualquier elemento y material disponibles; los más comunes son de barro, cerámica, plástico, cartón, utilizando también el musgo, paja, heno, aunque también se pueden utilizar rocas, piedras, láminas y cuanta cosa, el creador y su fantasía tengan a la mano. En realidad no hay impedimentos, y lo que en verdad importa es realzar ese espíritu de la Navidad que esperemos que no se pierda.
En años recientes han aparecido diversas exposiciones, concursos nacionales, estatales o municipales de nacimientos, con los que se pretende reavivar esta bella tradición navideña.
Son tan hermosos los nacimientos y tan variados en tamaños y materiales que en varios años habitantes de Metepec, y del Estado de Puebla han obsequiado las figuras completas del Nacimiento de Jesús, al Santo Padre, siendo de gran orgullo para los mexicanos.
Fuentes: Vida y estilo. Historias y tradiciones. México Desconocido
rosademaria 
La tradición que mantienen viva muchas familias mexicanas, de colocar un nacimiento en sus casas, existe un gran número de tales representaciones en diversos sitios públicos que se pueden visitar. En la Parroquia de San Agustin, en Polanco; Las Palomas, en el Centro Historico de México, en varios museos y el “nacimiento más grande del mundo”, que actualmente se puede visitar en el Estadio Azteca.
En la Hacienda de San Gabriel, Guanajuato, México; adquirió mi hermana una olla de barro, en donde colocó el nacimiento, es una olla, acocada, con tapa y agarraderas, en la que está: La Santísima Virgen María, San José, el Niño Jesús, los Reyes Magos, pastores, un ángel, el burrito, la vaca y borreguitos todas las piezas en cerámica, pintados en colores pastel. (es la primera fotografía, de este artículo)